Israel....el reloj de Dios


Israel es definitivamente el reloj para las naciones. Ese reloj todavía está parado en cuanto a Israel espiritualmente hablando. Todavía estamos en el tiempo conocido como el de los gentiles (Lc. 21: 24), y se corresponde con el verano seco de Israel. Este ha sido el tiempo de la Iglesia, y el tiempo de muy escasa lluvia para Israel hasta la fecha.

Muchos judíos fueron salvos cuando vino la lluvia primera (Hchs. 2 etc.), al comienzo de la Iglesia, pero así como Dios ha prometido que sobre Israel vendrá la lluvia temprana y la tardía al mismo tiempo, sobre esa bendita nación vendrá el Gran Avivamiento, el único del que la Biblia hace mención explícita para antes de la venida gloriosa de Cristo el Rey. Leemos en Romanos 11: 25, 26 “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo…”

La lluvia tardía será tan abundante sobre Israel, que será como la lluvia de las dos estaciones mencionadas juntas.
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Recapitulando

Tal y como dice Joel, y luego Pedro, Dios va a derramar de Su Espíritu sobre toda carne (Joel 2: 28; Hchs. 2: 17). Lo hizo como pre-cumplimiento de esa profecía el día de Pentecostés, ¿sobre quién? Insistimos en esto porque es menester que lo entendamos bien.

Esa primera lluvia, es decir, el poder del Espíritu Santo cayendo, fue sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén. Zacarías 12: 10, dice; “Y derramaré sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén, Espíritu de gracia y de oración…”. Ese es el Espíritu Santo.

Ahora bien, ¿a quién se dirige Pedro con los once en su discurso? (Hchs. 2: 14); se dirige a los varones judíos, es decir, la casa de David, y a los moradores de Jerusalén (Hchs. 2: 14) Esa lluvia temprana vino sobre Jerusalén a los que estaban allí, bien porque moraban allí, bien porque estaban de paso a causa de la fiesta de Pentecostés. Pero ese sólo fue el pre-cumplimiento de esa profecía joeliana, no lo olvidemos.

¿Cuándo se cumplirá a cabalidad la profecía completa de Joel, y sobre quién? El derramamiento del Espíritu Santo, como verdadera lluvia temprana y tardía, se producirá al final de la Gran Tribulación, en los días del sexto sello, cuando se produzcan señales muy especiales en la tierra, el sol se ponga negro, y la luna se vuelva toda de sangre, y sobre Israel (Ap. 7: 4-8). Leámoslo:

“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre”(Ap. 6: 12)

Compararlo ahora con Hchs. 2: 19, 20 o Joel 2: 30-32 “Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto”.

Todo esto acontecerá justo antes de la venida gloriosa del Señor a este mundo impío; y será terrible para todos sus enemigos (Ap. 19: 11-21).

Esa lluvia temprana y tardía, caerá esta segunda y definitiva vez también sobre la casa de David y sobre los moradores de Jerusalén, cumpliéndose así a cabalidad la profecía de Zacarías “Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito. En aquel día habrá gran llanto en Jerusalén…” (Zacarías 12: 10, 11)

En aquel tiempo también se cumplirá a cabalidad la última parte de la profecía de Joel: “Y todo aquel que invocare el nombre de Jehová será salvo; porque en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado” (Joel 2: 32) Ese remanente será básicamente de la gente de Israel (Hchs. 2: 17, 18). Esto también nos habla de una muy poderosa palabra del Evangelio hacia los gentiles, y su resultado en ese tiempo (ver Ap. 7: 9ss).
“Mapa de la Jerusalén del siglo primero”

“Mapa de la Jerusalén del siglo primero”

De los judíos a los gentiles

Así como cuando cayó la lluvia temprana aquel día de Pentecostés, poco más tarde también alcanzó a los gentiles (Hchs. 10) formándose la Iglesia en su totalidad, es decir, compuesta por judíos y en ese momento por gentiles, también eso ocurrirá cuando caiga la lluvia temprana y tardía al mismo tiempo durante la Tribulación. Pero antes, hagamos una reflexión sobre todo esto:

El apóstol Pablo enseña acerca de la realidad de los gentiles respecto a los judíos: “Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio…Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti…Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo?” (Romanos 11: 13, 17, 18, 24)

Claramente la Escritura nos enseña que nosotros, los creyentes de origen gentil, vamos a remolque de los judíos creyentes; estamos unidos, o injertados en ellos. Eso no ha cambiado.

Así como la bendición del Cielo por la persona del Espíritu Santo vino sobre la casa de David y los moradores de Jerusalén, es decir, los judíos, y luego pasó a los gentiles, de la misma manera, cuando el seco verano acabe para Israel y vuelvan las lluvias otoñales, que serán de enorme intensidad, también salpicarán en gran manera a los gentiles que Dios llame para sí en ese tiempo, llegando la salvación:

1. I) A aquellas ovejas, todavía vivas sobre la tierra, de entre las naciones gentiles (ethnos), cuando vuelva el Señor y las ponga a su derecha (ver Mt. 25: 31-46)
2. II) A aquella multitud que Juan ve; “la multitud vestida de ropas blancas, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero” (Ap. 7: 9-17).

No obstante, nótese que toda esa multitud de gentes, son todos mártires que habiendo muerto por mano de la bestia Anticristo y el Falso Profeta, aparecen ante el trono de Dios.

Nos dice la Palabra que “son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero” (Ap. 7: 14). Aunque mueren, van al cielo.

Estos son el resultado indirecto del efecto de la suma de las lluvias temprana y tardía sobre Israel (Joel 2: 23b; 28-32).

Ese será el “gran Avivamiento”, el cual muchos, equivocadamente, esperan para ahora, como antesala del equivocado e inexistente “establecimiento” del Reino por parte de la Iglesia.

Por lo tanto, ese “Avivamiento” o mejor, despertar espiritual y conversión al Mesías Cristo, el único del que habla la Biblia como tal, no tendrá lugar en este tiempo actual, sino en el tiempo de la Tribulación, y al final de la misma, y estará centrado en Israel.

Importante: Nótese también que ese aludido “Avivamiento” significará que por volverse al Mesías Jesucristo recibiendo Su salvación, muchos, si no la mayoría, darán su vida en martirio a causa de su fe (Ap. 20: 4). Por lo tanto, no debería entenderse tal avivamiento como muchos lo entienden hoy en día, que ha de ser un evento que va a transformar la sociedad, destruyendo al Anticristo y a su sistema. Eso sólo ocurrirá con la venida gloriosa del Mesías desde los cielos, y el consiguiente establecimiento de Su Reino Milenial o Mesiánico (Ap. 19: 11-21; 20: 1-6)
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5. El ejército de Joel

Leemos en el libro de Joel: “Proclamad esto entre las naciones, proclamad guerra, despertad a los valientes, acérquense, vengan todos los hombres de guerra. Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el débil: Fuerte soy. Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Despiértense las naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para juzgar a todas las naciones de alrededor” (Joel 3: 9-12)

En muchas congregaciones se cantan coros de alabanza utilizando estos versículos. Uno de ellos se llama “Clamor de guerra”, y dice “Despertad a los valientes, despertad a los valientes y vengan los hombres de guerra” etc. Nosotros mismos en nuestra congregación hemos cantado ese coro muchas veces, y otros por el estilo, basados en ese pasaje de Joel, hasta que nos dimos cuenta de que era un error tal y como estaba planteado el corito.

Era un error porque la profecía aludida de Joel, no está hablando de lucha espiritual, es decir, contra las huestes del diablo realmente (Ef. 6: 12), sino de otra cosa. Si nos fijamos, esos “valientes”que han de ser despertados son el enemigo de Dios, las fuerzas del Anticristo que intentarán destruir definitivamente a los judíos, y son el enemigo que será destruido ¡por el mismo Señor en el Armagedón!

La letra de ese coro, invariablemente está inspirada en la “teología del Dominio”. Incluso existe un movimiento carismático-neopentecostal llamado en inglés “Joel´s Army” (el ejército de Joel) *, que sacando de su contexto la profecía mencionada de Joel, cual es, que ese ejército será erigido para destruir Israel, nos quiere hacer creer que ese ejército es el compuesto por hombres de Dios, supuestos grandes apóstoles y profetas, que harán impresionantes señales y maravillas, destruyendo a los enemigos de Dios, con la finalidad de establecer el Reino en la tierra.

¡Nada de eso último es, sino todo lo contrario!
(* Joel´s Army, también llamado “Manifest Sons of God”, es el movimiento dominionista que enseña que en los últimos tiempos se levantará una nueva generación de cristianos, encabezada por líderes impresionantes"

“(* Joel´s Army, también llamado “Manifest Sons of God”, es el movimiento dominionista que enseña que en los últimos tiempos se levantará una nueva generación de cristianos, encabezada por líderes impresionantes, que tendrán un poder sobrenatural con el cual sojuzgarán la tierra)”

Están equivocados en cuanto al texto y al contexto. Ese ejército no estará compuesto por “cristianos invencibles” (la Iglesia ya hará tiempo que habrá sido arrebatada), sino que, contrariamente, serán las hordas del Anticristo, que en ese tiempo marcharán contra los judíos que se esforzarán en el Mesías Jesucristo, que recién estarán descubriendo y aceptando para sí (Zac. 12: 8, 10; 13: 1; Ro. 11: 26, 27).

Por lo tanto, no es para este tiempo, sino que su actuación será en el contexto de la guerra del Armagedón (Zac. 12: 9; Joel 3: 12-15; Dn. 2: 44; 9: 27; 7: 26, 27; Ap. 16: 13, 14, 16; 19: 11-21, etc.), la última y más devastadora de las guerras, la cual algunos la llaman la Tercera Guerra Mundial.

Nótese que esa profecía de Joel (3: 9-12), es un llamamiento a las naciones para que se congreguen en Har Meggido con el fin de ser destruidas por el mismo Señor en su venida. Lo leemos así en Zacarías 12: 9, según su contexto: “En aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vengan contra Jerusalén”

Esa es una de las acepciones principales del llamado “Día del Señor” (Am. 5: 18-20).

El profeta Amós exclama: “¿No será el día de Jehová tinieblas y no luz; oscuridad, que no tiene resplandor?”. Y ahora compárese con Joel 2: 10, 11;

“Delante de Él temblará la tierra, se estremecerán los cielos; el sol y la luna se oscurecerán, y las estrellas retraerán su resplandor. Y Jehová dará su orden delante de su ejército; porque muy grande es su campamento; fuerte es el que ejecuta su orden; porque grande es el día de Jehová, y muy terrible; ¿quién podrá soportarlo?”

¡Estos maestros dominionistas caen en el error de siempre: Alegorizar la Escritura, utilizando la Palabra sólo para defender su previo y espurio posicionamiento doctrinal!

Hermanos, no nos dejemos engañar. Como miembros del cuerpo de Cristo, nuestra ciudadanía y esperanza no está en la tierra; está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo (Fil. 3: 20) para así estar siempre con el Señor (1 Ts. 4: 17b)

La salvación a los judíos

Así que, habrá un cumplimiento final de esta profecía de Joel 2: 32, la cual dice: “… en el monte de Sion y en Jerusalén habrá salvación, como ha dicho Jehová, y entre el remanente al cual él habrá llamado”. Como vemos, tendrá lugar en Jerusalén, y para los judíos, que serán salvados de este ejército de destrucción que marchará por la tierra de Israel. Será la manera de Dios para quebrantarles y llevarles al arrepentimiento.

Así pues, ese “ejército de Joel” no es de Dios sino del diablo, para intentar destruir la nación de Israel al final de los días (Joel 3: 9-15), pero será destruido por el propio Señor en su venida gloriosa, y la Iglesia glorificada con Él.
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6. Concluyendo

Los santos durmientes

Hablando de coros de alabanza, todos conocemos el célebre “O, when the saints come marchin’in”. Ese era un coro que hablaba del Arrebatamiento de los santos, de la bendita esperanza de la llegada de Cristo a por Su amada Iglesia. En estos días apenas encontramos ese tipo de mensaje en las alabanzas.

Entre otros muchos, oímos otro tipo de mensaje a través de los coros: “Marchando sobre la tierra para conquistarla”. Todo se reduce a esta tierra, que a modo de “ejército sobrenatural triunfante e invencible destruiremos a nuestros enemigos y a todos los opositores al Reino”.

Según los maestros dominionistas, las naciones y los gobiernos se someterán a la Iglesia, así como los reyes y príncipes, y la paz y el bien serán establecidos en este mundo.

En vez de tener la meta de esperar la venida de Cristo, ahora la meta es establecer el Reino, sin el Rey presente. ¡Que gran engaño y trampa existen detrás de esa seductora filosofía!

En muchos sectores de influencia dominionista, las doctrinas acerca del Arrebatamiento, la tribulación y la apostasía de los últimos tiempos y el surgimiento de un Anticristo literal, se catalogan como errores y mentiras.

Pero pensemos esto bien, sin una tribulación pendiente de producirse, no hay necesidad de estar vigilantes; si no hay apostasía, no hay necesidad de discernir el engaño, ni preocuparse por el error, sólo esperar la “bendición”. Y así, a modo del “flautista de Hamelín”, muchos cristianos ingenuos y engañados corren un tremendo peligro actualmente, porque están poniendo su mira en las cosas de esta tierra, y no en las cosas de arriba (Col. 3: 2); están preocupados en ver cómo transformar este mundo y gobernarlo “para Cristo”, en vez de realmente considerar y vivir en este mundo como extranjeros (He. 11: 9, 10), como ciudadanos del Cielo (Fil. 3: 20), esperando el retorno del Amado a por Su amada.

Seamos sabios. Antes, creámosle al Señor y al dictado de Su Palabra.

Les recomiendo que lean el artículo de mi amigo el Dr. Antonio Bolainez “Avivamiento o Apostasía 1ª. y 2ª Partes” www.bolainez.org que nos ayudará a entender mejor lo explicado aquí.

Dios les bendiga

© Miguel Rosell Carrillo, pastor de Centro Rey, Madrid, España

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